martes, 22 de abril de 2008

Qué significa ganar en Pensilvania

Hillary Clinton y Barack Obama llegan a la cita de Pensilvania en el momento más negativo de la campaña, intercambiándose duros anuncios en televisión y pugnando por marcar lo que se considera una victoria en este estado.

Clinton lleva ventaja en las encuestas (una media de seis puntos, según realclearpolitics.com), lo que no extraña viendo lo que se ha llegado a publicar estos días: que la senadora aventaja a Obama entre los cazadores (56% a 31%), entre los que juegan a los bolos (54% a 33%, a pesar, o tal vez porque, el senador se dejó grabar mostrando una escasa habilidad en estas lides) y entre los propietarios de armas (53% a 28%). Obama sólo levanta la cabeza entre los bebedores de cerveza (un empate técnico a 44%).

En otras categorías demoscópicas más clásicas, Clinton tiene sus bastiones en el oeste del estado, en las mujeres y en los mayores de 35 años (en el segundo estado más anciano del país tras Florida). Obama gana en las ciudades como Filadelfia, entre los jóvenes y, en general, en el este del estado. En resumen: la parte más conservadora de los demócratas (los llamados Reagan democrats) apuestan por Clinton y los más rupturistas, por Obama. Nada nuevo.

Habrá que ver (Nuevo Hampshire obliga) si las encuestas se cumplen esta vez. Ambas campañas y los medios trabajan con la hipótesis de que Clinton ganará, pero en lo que difieren es en qué significa ganar. Asumido, como ya hemos explicado en varias ocasiones, que sólo una improbable debacle de Obama tendría una incidencia matemática (y aun así escasa si no origina una reacción en cadena de debacles en las votaciones restantes) en la carrera en términos de delegados, la victoria y la derrota se valoran en términos políticos más etéreos, con los superdelegados (o los supertacañones, como un buen amigo mío los llama) en mente.

1. Clinton gana por más de diez puntos. No sólo se mantiene en la carrera, sino que le propina un duro golpe a Obama, que la ha superado en dos a uno en propaganda en el estado. La senadora argumentaría que ha ganado en los estados donde un demócrata debe ganar en noviembre (California, Nueva York, Ohio, Pensilvania) y se agudizaría el debate sobre la capacidad de Obama para ganar a John McCain en noviembre, especialmente tras el duro intervalo de siete semanas que ha habido entre Ohio y Pensilvaniay lo que le ha caído encima al senador (reverendo Wright, sus palabras sobre la amargura de las pequeñas ciudades, etcétera).

2. Clinton gana por menos de diez puntos. ¿Realmente ha ganado, cuando las encuestas le daban más de 20 puntos de ventaja hace un mes y después de que Obama pasara los peores momentos de la campaña, convenientemente utilizados a lo Karl Rove, por la campaña de Clinton? Una victoria apretada no tendría influencia en la carrera ni en términos matemáticos ni en términos políticos más que para darle un frágil motivo a la senadora para continuar hasta las citas de principio de mayo en Indiana y Carolina del Norte, donde volveríamos a empezar de nuevo con los mismos argumentos pero con una importante diferencia: allí las encuestas, sobre todo en Carolina del Norte, predicen victorias de Obama.

3. Obama gana. Clinton deberá recurrir a todos sus recursos para seguir en la pugna. Aun así, habría que ver si los supertacañones se lo permitirían o tomarían la decisión por ella mudándose en cascada al bando de Obama, algo por lo que suspira la dirección del Partido Demócrata. Probablemente lo más digno sería dejarlo, pero con Billary nunca se sabe.
PD: Este es un divertido resumen de lo que llevamos de campaña demócrata. Ya que estamos en Filadelfia, esto es... Baracky.
Temas: ,,,
Fuente: elPeriódico.com

No hay comentarios: