domingo, 20 de abril de 2008

Entre políticos y mecánicos

Por Loida Liz

No sé quienes seran mas mueleros, si los politicos o los mecánicos. Ambos nos envuelven con un palabrerio tan floreteado que nos dejan o muy embobados o mareados.

Los artistas no se quedan atras. Se callan lo que les conviene y abren la bocota cuando necesitan vender. Cada uno tiene su verdad que de repente se le escapa cuando estan borrachos o hacen un mal chiste. Como el cantante italiano que ofendió a las mujeres mexicanas diciendo que todas son unas bigotudas. Y como el actor americano que en medio de una borrachera habló en contra de los judios e inmediatamente empezó a experimentar la amenza de pérdida en trabajos y proyectos.

Me dió risa escuchar a la madre de Michele Salas durante una entrevista con Don Francisco cuando se decidió a hablar por primera vez sobre la paternidad de su hija que siempre le achacaron al cantante Luis Miguel. Despues de ofrecer unas respuestas que se notaron bien ensayadas, nos reveló que vuelve a la cantada y tiene tambien muchos deseos de volver a la actuación en la pantalla chica. Es tan facil descubrir la intención detras de la acción! Con esa oportuna entrevista ella solo preparaba el camino para su regreso al escenario, con la única finalidad de conseguir audiencia que compre su producto. Lo interesante es que todos nos hacemos complices de estos juegos porque participamos y caemos redonditos tal y como se planificó. Pareceria que no nos damos cuenta de que somos manipulados hasta el extremo. La influencia de los medios y del mundo en realidad dirigen el rumbo de nuestra vida porque a menudo nos hacen tomar decisiones tontas -como por ejemplo la forma en que gastamos nuestro dinero. Estoy por creer que somos productos del ambiente en que nos desenvolvemos, que consciente o inconscientemente nos rendimos a la persuación de las palabras.

Me da risa ver como los artistas tratan de retractarse despues que meten la pata. Luego andan dando patadas de ahogados cuando se enfrentan al riesgo de perder su pan de cada dia. Pero no digamos lo mismo de los politicos, porque ellos jamas admiten un error y mas bien tratan de hacernos creer que lo que dijeron fue realmente otra cosa. Si escuchan bien, es facil darse cuenta de que son especialistas en esquivar las preguntas que forcen a una confesión y desvian la atención elocuentemente hacia los logros grandiosos que han alcanzado en su carrera politica, y todo lo que han hecho a favor de los ciudadanos. O de plano, nos mienten de frente como lo hizo Bill Clinton varias veces en televisión cuando dijo “Yo no tuve nada que ver con la señorita Lewinsky.”

Por un lado, los paises latinos cargamos con el sobrenombre de “tercermundistas”, “corruptos” y “solapadores de la impunidad” y por otro lado las grandes potencias hacen alardes de honestidad, democracia y transparencia. Pero en realidad se lamentan cuando se les cae el numerito. El arte de algunos consiste en saber disfrazar o esconder bien la mentira, con el cien porciento de garantia de que nunca se sabrá. Y cuando son desenmascarados no lamentan haber mentido, sino haber sido descubiertos. Como dijera un ex gobernador de New Jersey que dejó su puesto despues de admitir que era homosexual; el muy sinico dijo que cuando metes la pata publicamente solo tienes que presentarle al pueblo un buen show y en seguida te perdonan.

La mentira y la deshonestidad son el pan nuestro de cada dia en todas las culturas. En algunos lugares se ha convertido en una forma de sobrevivir, en otros –en una forma de abrirse paso hasta el poder y la riqueza. Las hay “blancas” y “piadosas”, las hay crueles y preconcebidas, nada mas que unos las disfrazan mejor que otros. Asi es que lo que escuchamos, venga de quien venga, lo mas seguro es que no sea la verdad o es la verdad a medias. Como que todos llegamos tarde a la linea cuando estaban repartiendo “integridad.”

Hay ricos, mecánicos, politicos y artistas que nunca se han recuperado de una caida. Hay gente común y corriente que perdió su reputación por querer decir la verdad. Asi que... ¿a que conclusión llegamos? Que la gente, sea quien sea, siempre va a decir lo que le represente menos riesgo y se va a callar lo que no le conviene que se sepa.

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