domingo, 3 de mayo de 2009

¿Cómo Sería Cuba sin el Embargo de EE.UU.?

ROBERTO ALVAREZ QUIÑONES
Fidel y Raúl Castro necesitan el embargo comercial de EE.UU. como un terrícola del oxígeno para vivir. Por eso cada vez que se vislumbra la más mínima posibilidad de que sea levantado el comandante en jefe la hace volar en pedazos.

Eso fue lo que hizo este miércoles 22 de abril en una “reflexión” en la que de paso dejó bien claro que es él quien manda en Cuba y no Raúl, y cerró la puerta a cualquier posibilidad de acercamiento de Washington con La Habana que pudiera llevar a un levantamiento del embargo. Encima, le respondió al presidente Barack Obama que seguirá confiscando 20 dólares de cada 100 que los “gusanos” cubanos lleven o envíen a la isla.

No es nada nuevo. Cuando el presidente Bill Clinton a principios de 1996 envió a La Habana señales de que deseaba llegar a un arreglo con Cuba y normalizar las relaciones con la isla, los hermano Castro ordenaron el derribo de las avionetas civiles de Hermanos al Rescate. Mataron así dos pájaros de un tiro: pararon en seco a Clinton y lo hicieron firmar la Ley Helms-Burton que arreció el embargo y lo pasó de un asunto del Ejecutivo a uno del Congreso fuera del alcance del presidente.

¿Cuál es el juego de los hermanos Castro que el mundo no acaba de entender? Gritar a los cuatro vientos que el gigante Goliat deje de abusar del frágil, noble e indefenso David. Lo traduzco: que EE.UU. tiene que levantar el embargo sin que el régimen castrista dé nada a cambio, que indemnice a Cuba y además le pida perdón. Todo ello para lograr precisamente lo contrario: impedir que sea levantado el embargo.

Ambos hermanos están conscientes de que con semejantes condiciones previas ni el Congreso ni la Casa Blanca darán ese paso, a no ser que el Síndrome del Perfecto Idiota Latinoamericano” (SPILA) invada también la colina del Capitolio, cosa que ya no descarto como pintan las cosas últimamente.

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